Empezamos el segundo trimestre recolectando las primeras vainas de guisantes, viendo qué tienen en común las legumbres y la importancia del cultivo de las leguminosas en la agricultura debido al aporte de nitrógeno orgánico. Aprovechando este nitrógeno, investigamos qué plantas de los cultivos de verano van a necesitarlo más y decidimos que cultivaremos calabacines, tomateras, pimientos y pepinos sobre todo. A esto se le conoce como rotación de cultivos.
Con la subida de las temperaturas empezamos a ver muchos cambios en los huertos. Salen las primeras “yemitas” de las higueras y del granado que plantamos en otoño. El limonero tiene algunas cochinillas algodonosas que eliminamos con una buena poda y un tratamiento de jabón potásico y aceite de neem. A pesar de esto descubrimos futuros limones, flores de azahar y puestas de crisopas, súper aliadas del huerto ya que se alimentan de pulgones.
Diseñamos una espiral de flores y plantas aromáticas con bloques de hormigón buscando la mayor biodiversidad posible en nuestros huertos y la atracción de polinizadores. Pronto lo llenamos con capuchinas, salvias, tomillo, borraja, mostaza, cosmos, margaritas, etc.
Después de muchos días quitando hierbas, removiendo la tierra y quitando piedras, Christian propone plantar un frutal nuevo en nuestros huertos, y por la orientación que hay decidimos un ciruelo al que en una semana vemos llenarse de flores.
Desde finales de febrero hemos cosechado todo tipo de alimentos: guisantes, habas, remolachas, brócolis, coles, lechugas, rúcula, zanahorias, acelgas, rabanitos, y plantas culinarias como perejil y cilantro.
A finales de marzo hemos terminado de cosechar todo lo que quedaba de los cultivos de otoño-invierno, hemos aireado un poco los bancales, los hemos rellenado con compost y hemos hecho las plantaciones de primavera-verano aportando humus de lombriz. Estas plantaciones han sido: calabacines, pepinos, tomates, pimientos, berenjenas, lechugas, caléndulas, tagetes y albahacas.
También hemos aprovechado las plantas desbrozadas del centro para acolchar los huertos. El acolchado es una técnica que ayuda a mantener la humedad de la tierra con lo que se ahorra en gasto de agua a la vez que protegemos las raíces de las altas temperaturas. Además también es una buena técnica para mantener a raya las hierbas adventicias que compiten con nuestros cultivos por los nutrientes del suelo.